Pablo Robledo será uno de los tres atletas que nos representará en los Juegos Paralímpicos de Sochi, que se llevarán a cabo entre el 7 y el 16 de marzo. Un ejemplo de superación que demuestra que nunca es tarde para perseguir un sueño olímpico.
Practicar un deporte de alto rendimiento es un camino que muy pocos logran transitar. Las exigencias que requiere competir al máximo nivel hacen que muchos aspirantes, por diferentes razones, no puedan alcanzar su pico óptimo de rendimiento en la disciplina elegida. Para aquellos que logran superar dichas exigencias y pertenecen a ese selecto grupo de atletas, participar en un Juego Olímpico es el mayor anhelo.
Pablo Robledo perdió su pierna derecha a los 16 años tras sufrir un grave accidente en moto. Una experiencia traumática, sin dudas, que para muchos podría significar el fin de muchos proyectos. Otros logran entenderlo como una posibilidad de barajar las cartas y dar de nuevo, de replantearse y reformular los objetivos, de ver la vida desde otra perspectiva y animarse a más. El desafío podrá ser mayor o verse como algo más lejano, pero claramente, la fortaleza interior y la actitud frente a la adversidad definen el rumbo de cada persona.
Nunca es tarde para intentarlo, como lo demuestra Pablo, que con sus 38 años tendrá su debut en Sochi, un sueño que comenzó cuatro años atrás. Cuando la llama de la antorcha olímpica se apagaba en Vancouver, él se animó a soñar con estar presente en la próxima edición de los Juegos de Invierno.
“La idea de representar a la Argentina en cualquier evento está en mi cabeza desde hace mucho tiempo, casi desde que tengo memoria fantaseaba con jugar al fútbol en la Selección como cualquier pibe, después con los años y mi accidente, no veía esa posibilidad tan clara ni tan objetiva. Comencé con la práctica deportiva de alto rendimiento luego de diez años de amputado y despacio me fui haciendo la idea de que, al tener cierto nivel, podría intentar representar a Argentina en algún deporte de los que había elegido como míos, principalmente las carreras de aventura, Mountain Bike, Ski Alpino, Ski de Fondo y todos los relacionados con la montaña”, contó en diálogo exclusivo con el ENARD.
“Después de los Juegos de Vancouver 2010 me puse como objetivo clasificar para Sochi ¡y lo hice! Con el pasar de los años uno se da cuenta que los Juegos Olímpicos es la cita más esperada, más necesitada en la carrera de un atleta. Representar a Argentina en un Juego es por demás un orgullo”, expresó Pablo.
La clasificación para los Juegos no es sólo un logro personal, sino también un hecho histórico para nuestra delegación. “Por primera vez en la historia, Argentina lleva un esquiador de fondo paralímpico que clasificó por sus propios medios, sin wild card, lo que abre un nuevo capítulo para el deporte paralímpico de invierno de nuestro país”, resaltó emocionado.
En Rusia competirá en Ski de Fondo en la categoría Standing (parado) y será uno de los tres representantes argentinos, junto con Carles Codina (Ski Alpino y SnowboardCross) y Enrique Plantey (Ski Alpino).
“Las pruebas en las que participo son 20 km. técnica Clásica, 1.2 km. Sprint de técnica libre (Skate) y 10 km. técnica libre (Skate). Las particularidades se puede decir que son las distancias y la relación velocidad/tiempo/esfuerzo físico. En la de 20 km se puede «regular» algo para apretar al final, siempre tratando de ir lo más rápido posible. El Sprint es una carrera individual clasificatoria súper veloz, para después entrar en mangas de 4 corredores, cuartos, semi y la final hasta que quede un ganador. Por último los 10 km. de skate serán una prueba súper anaeróbica, que requiere mucho entrenamiento específico. Eso es lo diferente de este deporte, la pista no es siempre igual, la nieve es otro factor, no se puede medir como una pileta de natación que siempre tiene la misma distancia”.
Para llegar en óptimas condiciones a los Juegos, Pablo eligió los Alpes suizos de St. Moritz como su base de entrenamiento, y a fines de febrero se sumó a un campo de entrenamiento del equipo paralímpico italiano de Ski de fondo que se preparó en Trentino-Alto Adigio, al norte de Italia. Fue allí donde, junto con su entrenador argentino Marcelo Campanaro, hicieron las últimas mediciones y tests de campo para enfrentar la gran cita.
Cordobés de nacimiento, aunque neuquino por adopción, Pablo se encuentra dentro del top 15 del mundo en su disciplina. Lo que le permite soñar con una gran actuación en Rusia, donde aspira a quedar entre los 10 primeros puestos.
“Durante mi proceso para llegar a Sochi tuve la suerte de competir en ocho Copas del Mundo del IPC (Comité Paralímpico Internacional) y un Mundial, lo que me dio un panorama de dónde estoy posicionado en comparación con mis rivales. Sé que no voy por una medalla, pero sí por un diploma olímpico. Teniendo en cuenta como está desarrollado el deporte en nuestro país, y principalmente en mi región, esto sería un logro histórico. Se puede decir que entrar entre los 10 primeros puestos en un Juego Olímpico de Invierno para Argentina seria histórico y para mí un premio a tanto esfuerzo y dedicación”.
Amante de los deportes, Pablo no descarta la posibilidad de competir en el Paratriatlón dentro de dos años, cuando se celebren los Juegos Olímpicos de Río 2016 y él haya llegado a los 40. “No lo tengo 100% decidido aún, es una idea fuerte que anda por mi cabeza, lo cierto es que estoy más cerca del retiro que de seguir teniendo una vida de alto rendimiento. Quiero ver que pasa después de Sochi, cómo me siento. Según la Federación Argentina de Triatlón, tendría chances, pero no lo puedo visualizar todavía”.
Es que por el momento, su mente esta puesta en la nieve. En cumplir el sueño del pibe de representar al país en la cita más importante para un deportista de alto rendimiento. Un lugar que se ganó con perseverancia y determinación, sacando provecho de la adversidad.
(Foto: gentileza Pam Doy)